La que se está liando con los desinfectantes de manos

Son muchas las personas que han leído “Tratado de la involución” que me dicen que la situación de alarma social que estamos viviendo les recuerda a las escenas escalofriantes de la novela, en las que la humanidad da sus últimos coletazos como colectivo y la guerra se gesta entre el propio pueblo. Una lucha encarnizada por los últimos víveres. Como vosotras, yo tampoco dejo de recibir memes que, si en un principio tomaba con humor, cada vez me entristecen más. La famosa fotografía del WC rodeado de torres de papel higiénico es un claro ejemplo del egoísmo y estupidez humanos (por suerte, el papel higiénico no es para mí un bien de primera necesidad).

Ayer fui al supermercado con una lista de la compra semanal de lo más corriente. Compro una vez a la semana y pensé que esa frecuencia seguiría siendo suficiente aún estando confinadas en casa. Sin embargo, parece que la mayoría de la población no había pensado como yo. No encontré leche, ni pasta, A mi hermano le confesó un repartidor que acababa de llevar 80 kilos de arroz a una casa.

No creo necesario explicar con más detalle el motivo de mi indignación. El caso es que lo mismo ha ocurrido con los desinfectantes de manos. No nos vamos a engañar, pero no se trata precisamente de un producto que hubiese destacado por su gran demanda hasta día de hoy, con lo cual, pronto han tardado en agotarse. Si a ello le sumamos que había gente que se los llevaba por decenas en el súper y en las farmacias, peor aún.

Apañadas que somos, las Kalen ya nos habíamos hecho sendas versiones de desinfectantes caseros que vamos a compartir con vosotras. Cual fue mi sorpresa cuando, de la mano de una influencer en cosmética natural, me entero de que algunos medios de comunicación están echando pestes sobre las personas que, como nosotras, difundimos recetas de desinfectantes de manos. Vamos a ver, que no cunda el pánico, que todo tiene una explicación, y ahora hay mucho intrusismo de personas que hasta ahora no habían visto un bote de glicerina en su vida. No le voy a dar más vueltas, porque creo que las que nos conocéis sabéis no somos de las que nos la jugamos fácilmente. Eso sí, el proceso es sencillo, siempre y cuando se tengan en cuenta las concentraciones y proporciones exactas de cada producto, especialmente del alcohol.

Una cosa está clara, si lo que queréis es plantarle cara al virus, lo mejor es lavarse las manos con agua y jabón. Esta desinfección en seco es idónea cuando no hay acceso a una buena higiene con agua y jabón.

¿Sabíais que el alcohol etílico no es más efectivo porque esté más concentrado?

Más bien se trata de todo lo contrario. El alcohol al 70% desinfecta más que el de 96%. Esto se debe a que las concentraciones más elevadas deshidratan al microbio, pero no lo destruyen. El alcohol más puro coagula la proteína y no permite entrar en el microorganismo, solo lo inactiva, pero no lo destruye. Este, podría volver a su estado natural si volviera a rehidratarse.

Si hablamos de soluciones al 70 por ciento de alcohol, que son las que utilizaremos en nuestros geles desinfectantes, el alcohol diluido podrá penetrar lentamente por toda la pared celular, perforarla y finalmente destruir el microorganismo.

Pensé en compartir una receta que he hecho más compleja. Se trata de un desinfectante en cremigel, cuya textura es infinitamente más agradable que la del convencional, no es tan irritativa, y huele muy rico. ¿Por qué no lo voy a hacer? Porque no soy bióloga, y el hecho de haber incorporado un emulsionante a la fórmula, no me da la seguridad de que sea efectivo.

Por eso me voy a lo simple. Este desinfectante es de lo más sencillo del mundo mundial, porque una cosa está clara: no todas tendréis en casa glicerina, o aloe vera o goma xantana para espesar. Tan solo vais a necesitar estos dos ingredientes:

  • 70 g de etanol (o, lo que es lo mismo, alcohol 96 del que se suele tener por casa)
  • 30 g de agua destilada (podéis sustituir todo o una parte del agua por gel de áloe vera)

Mezcla, envasa en un bote preferiblemente en una botella con dispensador ¡Y ya tienes tu desinfectante!

Si además tienes por ahí algún aceite esencial, puedes agregar 20 gotitas, preferiblemente aceite esencial de limón o de árbol de té. Yo le he puesto también mejorana. Recuerda no utilizarlos si estás embarazada o das el pecho. Tampoco en niños pequeños.

Por otro lado, tenemos la versión que recomienda la OMS, que requiere de 4 ingredientes.

Dario Bressanini, un conocido químico italiano, recomienda una versión casi idéntica de la fórmula para unos 169 ml de producto.

  • 135 ml de alcohol 96
  • 8 ml de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada)
  • 4 ml de glicerina líquida.
  • 22 ml agua destilada

Nota: si no tenéis agua destilada, bastará con que hirváis agua del grifo, luego la dejéis enfriar y voilà.

Os deseamos mucha fuerza en estos días de auto recogimiento para muchas, de reconexión y reflexión sobre nuestra condición humana. No hay mal que por bien no venga.


https://www.who.int/gpsc/5may/tools/ES_PSP_GPSC1_GuiaParaLaElaboracionLocalWEB-2012.pdf?ua=1

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2 Comments
  • Pingback:Episodio #4: la higiene en la cosmética casera - Kalendulas
    Posted at 11:29h, 28 abril Responder

    […] mejor para desnaturalizar a las proteínas que el alcohol puro. Esto también es aplicable para los geles bactericidas que estamos utilizando tanto últimamente para luchar contra el […]

  • Pingback:¿Qué es el alcohol etílico?
    Posted at 15:50h, 16 marzo Responder

    […] lugar, el alcohol isopropílico o isopropanol. Lo habrás visto mucho en productos de limpieza desinfectantes desde el inicio de la pandemia. Huele más que mal, lo cual nos lleva a suponer que no hay boca que […]

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