qué es sintético

Diferencia entre natural y sintético (menudo lío)

Encontrar el criterio para discernir entre lo natural y lo sintético es motivo de debate entre las potingueras, porque genera confusión y hay muchas falsas creencias asociadas. ¿Te has preguntado por qué se dice que el jabón realizado a partir de sosa caustica es un producto natural? Hace 200 años todo lo que nos rodeaba eran productos naturales o de origen natural, que el ser humano había manipulado y transformado a través de reacciones químicas sencillas. Por ejemplo, un hidrolato o un aceite vegetal se consideran, sin ninguna duda, productos naturales, aunque no los encontremos tal cual en la naturaleza. En la actualidad, los procesos químicos son mucho más complejos, de ahí que no quede demasiado claro lo que es natural y lo que ha dejado de serlo tras una reacción química. Puedes escuchar el episodio 37 del podcast en el que hablo de este tema.

Un producto natural es aquel que se encuentra o tiene su origen en la naturaleza

Una primera definición de un producto natural sería entonces aquel que podemos encontrar sin adulterar en la propia naturaleza, o que deriva de una fuente natural. De este modo, decimos que las manzanas son productos naturales, pero también lo son el aceite (ya sea mineral o vegetal), la miel, los hidrolatos o las mantecas. Es decir, cualquier ingrediente de nuestra fórmula -en este caso, hablando de cosmética-, que pudiera derivar de una planta, de un mineral, incluso de un animal (no estamos hablando ahora de cosmética vegana o no vegana) que no se haya sometido a un proceso de síntesis. Estas sustancias naturales pueden haber estado sometidas a algún tipo de proceso químico y seguir manteniendo su condición de naturales.

Cambios físicos y biológicos de las sustancias naturales

Los productos obtenidos directamente de la naturaleza pueden sufrir dos tipos de cambios y seguir manteniendo su condición de “natural”:

*Cambios físicos o mecánicos: volviendo al ejemplo del aceite, para su obtención necesitamos prensar las semillas del fruto. Otro ejemplo serían las harinas, puesto que tenemos que someter al cereal a un proceso de secado y posterior molido hasta obtener el producto final.

*Cambios biológicos: en el caso de los yogures, se requiere un proceso de fermentación que implica la aparición de microorganismos. Estos producen reacciones químicas que transforman la leche en otro producto distinto que igualmente se consideraría un producto natural.

La naturaleza está en un proceso constante de reacciones químicas

Las reacciones químicas como las que se producen durante la fermentación del yogur son procesos en los que los átomos parecen estar echando una partida de cartas, donde van ganando, compartiendo o perdiendo electrones. Todo lo que nos rodea forma parte de esta partida de cartas interminable entre los átomos que componen nuestro mundo.

¿En qué consiste un producto sintético?

Una primera aproximación para entender qué es un producto sintético añade una nueva variable en el proceso de transformación del producto: la acción humana. En este caso, la sustancia original natural se transforma químicamente gracias a la intervención de las personas. Desafortunadamente, esta definición se los queda en seguida pequeña, ya que existen infinidad de productos que derivan de acciones humanas y siguen considerándose naturales, como los aceites esenciales, vegetales y otros muchos ejemplos de los que te he hablado. Ellos no se producirían sin la acción del ser humano.

Por otro lado, hay productos que existen en la naturaleza y que hemos aprendido a imitar combinando diferentes moléculas en el laboratorio. Por ejemplo, el bicarbonato de sodio es un producto que solemos considerar como natural. Sin embargo, a pesar de que originalmente se trata de un producto que podíamos encontrar tal cual en la naturaleza, la mayoría del bicarbonato que se comercializa está producido en laboratorios. En este caso, entiendo que el bicarbonato fabricado en un laboratorio, que es una réplica del que encontramos en la naturaleza, es un producto sintético. Cabe decir que el bicarbonato sintético es igualmente biodegradable y no tiene porqué ser peor que el natural.

Un ejemplo muy ilustrativo para entender esta diferencia son las vitaminas que se toman como suplemento alimentario o que utilizamos igualmente en cosmética natural, como la vitamina C o la vitamina E, que ya sabes que forman una sinergia perfecta de antioxidantes. La eficacia de las vitaminas se relaciona con su pureza, y no tanto con su origen. Existen vitaminas de origen natural, es decir, obtenidas de fuentes naturales y orgánicas, que se someten a procesos de refinamiento en un laboratorio. Estos procesos son los que aseguran su pureza y que consiguen que preserven sus propiedades. Estas vitaminas de fuentes naturales son muy costosas de fabricar, a diferencia de las vitaminas sintéticas. Como ocurre con el bicarbonato, los humanos hemos aprendido a preparar nuestras vitaminas de síntesis que imitan a las de la naturaleza. Son menos costosas e igual de eficaces. Ambos tipos de vitaminas, tanto orgánicas como sintéticas tienen el mismo efecto sobre nuestra piel y sobre el medio ambiente.

Sintéticos “buenos” y “malos”

Existen productos sintéticos que no copian nada que podamos encontrar en la naturaleza y que por ello, ni nuestro cuerpo ni la naturaleza misma sabe cómo procesarlos o biodegradarlos. Podríamos decir que los plásticos son materiales sintéticos, que no copian nada de lo que hay en la naturaleza. En mi opinión, estos son los productos sintéticos más perjudiciales. Aun así, recordemos que los plásticos derivan de una fuente natural, como el petróleo.

Menudo lío, ¿eh? No sé si te he aclarado algo o te he confundido aun más. Pero seguro que te ha quedado claro que la frontera entre lo natural y lo sintético no es fácil de situar. Y que, por supuesto, no todo lo que sea sintético (por muy degradado que esté ya ese término) es perjudicial. Es muy posible que la sal de mesa que estés consumiendo sea sintética y no por ello es peligrosa (si no te pasas con ella en tus platos, claro). Recuerda compartir el artículo si te ha parecido interesante y dejarme tus comentarios.

Salud y potingues,

Esther

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