SLOW BEAUTY

¿Conoces la Slow Beauty?

En el episodio número 23 del podcast te hablo de un concepto relativamente reciente que va más allá de la cosmética natural: la Cosmética Slow o Slow Beauty.

Yo, personalmente, no lo había oído antes, y me llamó tanto la atención cuando lo vi escrito en la portada de un libro: “Moins mais mieux, la Slow Cosmétique“. Es el título de la obra de Rachel Dipinto, y editado por Leduc.

Hace algunos años, leí el famoso best seller, “Elogio a la lentitud“, de Carl Honoré. Por cierto, si lo no has leído, te recomiendo encarecidamente que lo hagas. Este fantástico autor fue uno de los precursores de la filosofía slow, la cual aboga por una desaceleración de la vida, en general. Se impone contra el ritmo de vida frenético y apuesta por una sociedad que vuelva a saborear los placeres de las cosas cocinadas a fuego lento. Alrededor de esta filosofía, surgió también la slow food (para plantarle cara a la fast food), incluso las ciudades slow.

Ahora para mi sorpresa, me he encontrado con la Slow Beauty, que no es más que un concepto sobre el que yo misma llevo reflexionando desde que comencé en este mundo de la cosmética natural. No me vale con querer preparar cosmética casera con ingredientes naturales de excelente calidad para que mi piel y mi cabello se nutran de primera, sino que me gustaría ir más allá y consumir menos, pero mejor.

Veamos entonces de qué va esto de la Slow Beauty

Nació en 2012 como asociación sin ánimo de lucro y como tendencia de consumo alternativo en materia de cosmética. En realidad, fue Julien Kaibeck quien le puso nombre inspirándose precisamente en el movimiento Slow food, del que te hablaba.

El lema es MENOS PERO MEJOR

¿Por qué MENOS? Porque, y creo que te habrás dado cuenta de ello, no necesitamos llenar nuestro armario con cientos de potingues que podrían reducirse en unas cuantas unidades siempre y cuando fuesen de buena calidad. No me canso de repetir en mis publicaciones de Instagram que menos es más y que, un mismo producto puede tener una gran versalitidad. Cuando hablamos de MEJOR,  la Slow Beauty hace referencia al uso únicamente de ingredientes nobles y naturales, poco procesados, como aceites vegetales, mieles, minerales y vegetales de escasa transformación. Para facilitar la tarea de la consumidora, la Asociación Slow Cosmetique tiene un sello propio con ese nombre para certificar que un producto cumple con sus criterios.

Guerra al Greenwashing y al Brainwashing

Otra misión interesante de la Cosmética Slow es desmontar un par de prácticas muy populares entre los fabricantes de cosméticos.

El greenwashing y el brainwashing. Del greenwashing ya te he hablado en otras ocasiones, y hace referencia al mal hábito que tienen muchas marcas de decir que un producto es natural cuando la proporción de los ingredientes naturales en la fórmula es casi inexistente. También se suele tirar mucho del packaging, utilizando colores que representan a la naturaleza para hacer creer al consumidor que ese cosmético es natural.

El brainwashing es un concepto menos oído. Traducido al castellano viene siendo “lavado de cerebro”. Se trata del conjunto de técnicas marquetinianas que nos hacen creer que un cosmético es innovador, revolucionario o ultra eficaz. Vamos, que te lo pones y te vas a parecer a la de la foto de la cajita en menos de 4 semanas.

Cómo detectar un greenwashing

Si eres muy novata en el mundillo de la cosmética natural, un truquillo que expone el libro es buscar entre los 6 primeros ingredientes del INCI un par de nombres en latín. Al tratarse de extractos de plantas que siempre se designan en latín, tendremos una garantía de que al menos esos ingredientes sí son completamente naturales.

El Brainwashing también está presente en la cosmética natural

Cuando te hablo de brainwasing también me refiero desgraciadamente a una práctica que puede ocurrir en cosmética natural certificada, no solo en la cosmética convencional. El brainwashing hace referencia a cualquier slogan que considere que un producto nuevo ya de por hecho que es mejor que uno más ancestral. Que se trate de una innovación no significa que sea más efectivo.

Además, si es un producto raro parece que tenga que ser más eficaz. Aquí hago una puntualización porque es algo que ocurre en cosmética casera. Muchas veces, las que creamos cosmética en casa, escuchamos oír de nuevos ingredientes que probablemente vengan de la otra parte del mundo. Son materias primas que prometen tal o tal efecto sobre la piel o cabello. Sin embargo, existen productos locales que también pueden cumplir la misma función. Todo lo nuevo y raro, atrae la atención del consumidor. Eso es brainwashing. Estas técnicas de marketing nos llevan a pensar que un cosmético o un activo van a cambiar y transformar por completo nuestra piel o cabello.

Los 4 pilares de la Slow Cosmétique

  • Cosmética ecológica: para llevar el sello slow cosmétique, tiene que contener ingredientes ecológicos y naturales. No contempla, al igual que la cosmética natural certificada por Ecocert-cosmos, ningún ingrediente de síntesis ni petrolatos, ni que se sospeche que pueda ser perjudicial para el organismo o el medio ambiente.
  • Cosmética sana: aplica el principio de precaución, por el cual en caso de duda de que un producto pueda resultar perjudicial para la salud humana o animal, no se incluirá.
  • Cosmética inteligente: como te decía, no necesitamos cientos de productos para cuidarnos. La Slow Cosmétique aboga por fórmulas muy sencillas, a base de aceites vegetales como ingredientes estrella, aguas florales, arcillas, vegetales como el aloe vera, la miel, el vinagre, algunos derivados de la leche y los aceites esenciales. Tenemos que conocer nuestra piel para aplicar necesidades reales, que no vengan creadas por la publicidad y el brainwashing. Cada una sabe lo que su piel necesita si se para a observar y a escucharla con cariño.
  • Cosmética razonable: sin manipulaciones ni mentiras sobre los resultados. Se compra a un precio justo y ético, que vele por la mejora del nivel de vida de todos los actores de la cadena de producción.

Supongo que ahora entiendes porqué te decía que la Slow Cosmétique va un paso más allá de la cosmética natural. Por qué no vale la pena utilizar aceite de coco en España cuando podemos utilizar aceites tan ricos como el de oliva o almendras. Por qué no haría falta usar aceites esenciales que llegan de la otra parte del mundo, como el árbol de té, cuando muchas veces podemos substituirlos por otros de Km 0 como el de tomillo, para desinfectar. Y qué decir de las plantas. Soy fan de las plantas ayurvédicas, pero creo que debemos volver a confiar en lo próximo, fijándonos en lo que tenemos cerca.

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1 Comment
  • Pingback:Conservantes naturales para cosméticos
    Posted at 21:23h, 09 mayo Responder

    […] que usamos en cosmética natural son de origen natural (aunque sintéticos) y aprobados por ECOCERT. Suelen ser conservantes suaves que ofrecen un tiempo de conservación limitado: entre 1 y 6 meses. […]

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