15 May Propiedades cosméticas de la escabiosa
La escabiosa (Knautia arvensis) es una planta cuyo nombre desconocíamos la mayoría, a pesar de ser muy común en la Europa mediterránea y norte de África. Se conoce comúnmente como lengua de vaca, viuda silvestre o hierba del sarampión (porque durante un tiempo fue empleada en la tratar esta enfermedad). No es necesario adentrarse demasiado en los bosques para encontrarla, puesto que es la típica planta que crece en los bordes de los caminos. Seguro que estáis cansadas de verla y habéis pasado por alto que podría ser un pequeño tesoro para la piel. Se ha utilizado en el pasado para tratar la sarna y picores en la piel. De hecho, como su propio nombre indica, «escabiosa», deriva del latín scabiosus, que significa «áspero» o “sarnoso”.
En esta época estoy recogiendo muchas flores de escabiosa en mis paseos matutinos. Es muy fácil de reconocer porque los pétalos son bastante característicos, de color lila, que puede ir de más claro a más oscuro. Crecen sobre una planta velluda de aproximadamente 1 metro de altura y de tallo muy rígido. Veréis que la flor la coronan una especie de frágiles pelillos. Se pueden aprovechar tanto las flores como las hojas, recolectadas en primavera y verano. Difícilmente se encuentra en herbolarios, por lo que os recomiendo que la recojáis vosotras mismas. Si os estáis iniciando en botánica, un truco muy bonito es dibujar las plantas. Parece una idea muy romántica, pero es genial para fijarnos bien en todos los detalles de la planta, y no confundirnos.
Es rica en taninos, por eso es un eficaz astringente y cicatrizante. En cosmética natural, podemos utilizarla para tratar problemas de acné y picores. Además, también tiene poder antioxidante, y ayuda a prevenir el envejecimiento de la piel.
Me ha encantado utilizarla en infusión o extracto oleoso para hacer cremas. Sin embargo, si tenéis una crisis de acné, o prurito, o dermatitis podéis aplicarla en forma de tónico. Basta con que os hagáis una infusión de escabiosa y la apliquéis con una gasa. Eso sí, al no llevar conservante, tendréis que conservarla en la nevera y utilizarla antes de cuatro días o máximo una semana.
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