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Protectores solares: ¿filtros químicos o pantallas solares?

No os riais de mí cuando os digo que, hasta no hace tanto, no tenía ni idea de lo que significaban las siglas SFP o FPS. De verdad que solo sabía que lo mejor era que, cuanta más protección tenía -porque yo soy de piel blanca y necesito protección alta- mejor. Lo que choca es que sepamos tan poco de un producto que usamos deberíamos usar con tanta frecuencia.  Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año se producen entre 2 y 3 millones de casos de melanomas y 132.000 de no melanomas. Es para ir con cuidadito, ¿no? De hecho, uno de cada tres cánceres diagnosticados en el mundo es un cáncer de piel. Una de las causas principales del aumento de este tipo de cáncer es la exposición recreativa al sol.

Sobre la exposición “recreativa” al sol y los cánones de belleza

Si bien es cierto e indiscutible que la incidencia de los rayos ultravioleta (UVA y los UVB) es mayor desde que esta (in)civilización comenzó a abrir boquetes en la capa de ozono, también es cierto que ha habido factores sociales que han fomentado que cada vez nos guste más tomar el sol. Ahora me diréis ¿y qué pasa con todas las personas que trabajan a pleno sol? La verdad es que desconozco cómo está el tema de riesgos laborales en ese sentido, pero lo que sí sé es que debemos arrancar de nuestra cabeza la idea de que el bronceado es sinónimo de buena salud.

Antiguamente, estar bronceado no encajaba en los cánones de belleza. Los que tostaban su piel eran los que curraban en el campo. Los ricos ociosos ya se cuidaban de estar bien pálidos bajo sus sombrillas, mientras paseaban por sus jardines. Sin embargo, ahora ocurre todo lo contrario. Quien luce la piel bronceada es el que se puede permitir unas buenas vacaciones en la playa y dorarse vuelta y vuelta sobre la arena. Estar bronceado confiere cierto estatus frente a la palidez de quien seguramente se pasa el día en la recepción de alguna multinacional o como reponedor en el supermercado.

Todo este rollo os lo suelto porque, antes de comenzar a hablar de la función que tienen los protectores solares y de cómo se clasifican, me gustaría aclarar mi opinión al respecto. Yo evito el riesgo reduciendo los momentos de exposición recreativa al sol más que con el uso de protectores solares. No os penséis que soy Morticia Addams; no os pido que os encerréis en casa y bajéis las persianas, pero estoy totalmente en contra de las exposiciones en la playa a pleno sol, ni con crema ni sin crema. Podemos ir, pero no durante un montón de horas, ni mucho menos en los horarios intempestivos entre las 10 y las 16h. No nos confundamos, porque la franja horaria peligrosa no es únicamente de 12h a 14h. Seamos sinceras, casi todo el mundo sabe que no debemos exponernos entre esas horas y, sin embargo, las playas están vacías a las 6 de la tarde y repletas de gente a las 15h.

¿Eres de las que realmente disfruta cual pollito a l’ast vuelta y vuelta sobre la arena? Pues oye, ponte protección y estate atenta al episodio número 10 del podcast, que me lo he currado mucho para ti. Antes de nada, advertíos de que no soy dermatóloga y la información que estoy compartiendo viene de mi propia experiencia y de algunas consultas que he ido realizando.

¿Qué es el FPS?

En primer lugar, aclaremos qué es el FPS o SPF (el acrónimo de Factor de Protección Solar). Se trata del numerito que aparece en los botes de las cremas, que no es más que una indicación del tiempo que una persona puede estar expuesta al sol sin quemarse. Este tiempo va en función de cada persona. Pensad que las pieles se dividen en fototipos. Las más claritas, corresponderían al fototipo 1, que aguantaría 10 minutos al sol sin quemarse. Para determinar el FPS de una crema se testea en un número significativo de gente. Por ejemplo, si yo puedo estar diez minutos sin protección al sol antes de quemarme (fototipo 1), un FPS 15 multiplicará por 15 este tiempo, de modo que si me aplico la crema podré aguantar 150 minutos. 

10 minutos (fototipo 1) x 15 (fps 15) = 150 minutos al sol sin quemarse

¿Cómo determinar el FPS en un protector solar casero?

Si hago un protector solar en casa, no puedo determinar el FPS a menos que lo vaya testeando. Personalmente, no me apetece jugar con la piel de la gente, así que yo evito este paso. Si en tu caso es importante conocer el FPS de la crema porque eres de las que realiza exposiciones recreativas al sol en horarios peligrosos, pienso que lo más sencillo es que la compres.

¿Qué son los rayos UVA y UVB?

Los rayos UVB son de ondas cortas y atraviesan las capas más superficiales de la piel. Son los que, tras largas exposiciones al sol, broncean y pueden llegar a quemarnos. Si no recordáis cuáles son, el truco es pensar UV-B, “B” de bronceado.

Los rayos UVA son de onda más larga y capaces de penetrar en la epidermis y en la dermis. Son los responsables de causar fotoenvejecimiento. Su acción no se ve a corto plazo. Pueden atravesar las nubes, el vidrio y la ropa. Si queréis recordar su efecto, pensad en la “A” de UV-A, como las arrugas, porque provocan envejecimiento de la piel.

¿Cada cuánto hay que aplicar la crema solar?

Algo que hacemos inútilmente es estar constantemente poniendo crema si no nos bañamos o no sudamos en exceso. Por ejemplo, si estoy utilizando protección 50, que multiplica por 50 los minutos que tardaría en quemarme sin protección, y estoy 30 minutos expuesta al sol, no hace falta que me aplique crema cada 10 minutos. Entendéis, ¿no? Ni siquiera el fototipo 1 necesitaría aplicarse crema cada 10 minutos, a no ser que la hubiese perdido en el agua o arrastrada por la transpiración.

¿Qué cantidad aplicar?

Los dermatólogos recomiendan aplicar 1 mililitro de crema protectora por cada centímetro cuadrado de piel. Os aseguro que es bastante, así que lo mejor es que cuando la apliquéis no escatiméis en protector. Haced una buena aplicación generosa una vez, más que muchas aplicaciones con cantidades irrisorias que no harán bien su función.

Tipos de protectores solares: filtros químicos o pantallas solares

Los protectores físicos se conocen también como bloqueadores solares o pantallas solares, y están compuestos en gran parte por minerales como óxido de zinc o dióxido de titanio que crean una especie de capa blanquecina, espesa y opaca sobre la piel para que los rayos UVA Y UVB se reflejen y no penetren. Estos protectores no causan efectos secundarios ni alergias, porque se quedan en la capa más superficial. Al no necesitar tiempo para entrar en las capas más profundas de la piel, como hacen los filtros químicos, no necesitamos ponerlos 30 minutos antes de la exposición. Protegen desde el minuto 0. El principal inconveniente es que la piel te queda blanca y no es muy estético. Te diría que eso es buena señal, pues significará que los agentes activos que hacen de pantalla -los minerales de los que te acabo de hablar- están ahí sobre tu piel, se han dispersado correctamente en la mezcla y te están protegiendo. Otro inconveniente es que suele tratarse de cremas más bien densas, con una extensibilidad no tan buena como la de los protectores con filtros químicos. ¡Ah! y no olvidemos mencionar que, al utilizar productos naturales no contamina el medio ambiente como producen los protectores químicos.

Los bloqueadores solares puedes hacerlos en casa. Aquí te dejo una receta muy efectiva.

¿Qué pasa con los filtros químicos? Lo que hacen es que dejan pasar los rayos de sol en nuestra dermis.  El protector solar filtra los rayos ultravioletas (UV) del sol y los neutraliza o inactiva. Estos filtros químicos están diseñados para actuar únicamente contra los rayos UVB, Sin embargo, ya hay muchas marcas en el mercado que especifican que también funcionan contra los UVA. Yo no uso filtros químicos por las razones que os voy a detallar después, pero si quieres utilizarlos, no te limites a comprar uno en el que ponga FPS x, sino que indique que ofrece protección de amplio espectro, es decir, que actúe contra los UVB y también los UVA.

A diferencia de los protectores físicos, los filtros químicos, al penetrar en nuestra dermis, pueden causar alergias. Otro inconveniente es que, precisamente porque tenemos que dar el tiempo para que piel los absorba, hay que esperar unos 20 o 30 minutos después de aplicarlos y antes de ponernos al sol.

Una de las ventajas, en mi parecer la única que tienen estos protectores frente a las pantallas solares, es que la textura es mucho más fluida y no deja la piel tan blanca.

La mayor crítica que suelen recibir este tipo de productos es que muchos de los principios activos que suelen utilizar son sospechosos de ser disruptores endocrinos. Por si fuera poco, además son súper contaminantes. Lo que pones en tu piel suele ir a parar al mar y precisamente esos agentes están causando graves daños en los ecosistemas marinos. 

¿Podemos preparar protectores solares caseros?

Hay mucha controversia respecto a si se debe preparar o no un protector solar en casa, básicamente porque no podemos determinar su FPS. Como os he comentado, yo no me expongo al sol de forma recreativa, ni mucho menos entre las 10h o las 16h, que es cuando existe mayor penetración de los rayos UV. En mi caso, está claro que no representa ningún problema en absoluto utilizar mi propio protector solar. Si tuviera que estar expuesta al sol en esas horas durante mucho rato, otro gallo cantaría seguramente, aunque os digo que yo confío en mi protector solar físico o pantalla solar porque protege de las radiaciones UVA y UVB en su justa medida.

Os invito a escuchar el podcast en el que hablo sobre este tema y a que lo compartas con las personas a quienes podría resultar interesante esta información.

¡Salud y potingues!

Esther

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